Bienvenidos

Hola a tod@s y gracias por visitar mi humilde página, espero que os guste.
IMPORTANTE:
*Lo publicado aquí es ficción y de mi autoría.
*Yo no reseño libros, hago únicamente recomendaciones personales.

Seguidores

domingo, 30 de septiembre de 2012

A ver dónde lo coloco









A ver dónde lo coloco



Me acabo de sacar un moco, lo miro, lo remiro, da un poco de asco aunque sea mío. Me acuerdo de mi madre y su constante fobia a los pañuelos de papel, miro de nuevo el moco y ahora parece más grande, él también me mira a mí. Busco a mi alrededor sin decir nada, intento disimularlo entre la mano sin que toque mi palma, pero sé que está ahí y me está sacando de quicio, él me dice que yo le he sacado primero. Sí, ahora me habla, creo que ya sabe lo que es el oxigeno y está convirtiéndose en organismo. No quiere morir, veo su miedo y me siento culpable, pero debe entenderlo, si molesta se le desecha, pero sigo sin ver dónde colocarlo. Me acuerdo ahora de mi hermano, me miro la suela de la zapatilla, no me parece correcto pisarlo después de lo que está sufriendo, pronto morirá por la pérdida de fluidos o porque se quede reseco como un higo. Si lo coloco ahí sé que terminará esparcido por la acera, y creo que es una muerte muy poco bella. Terminará como un borrón negro que con el paso de la gente se extinguirá y ya nada de él quedará para la posteridad. Intento dejar de pensar un rato en el moco pero me sigue mirando y captando mi atención, me quema en el dedo y eso que ya está frío, poco a poco languidece, ya no tiembla, solo está ausente. Da un último suspiro y frente a mis narices aparece una mano desconocida que sujeta una tela impolutamente blanca, así, sin más, frente a mis hocicos. Sigo el recorrido de la muñeca, del brazo, del hombro hasta llegar a la cara de un joven sentado a mi lado en la parada del autobús, me sonríe y yo le sonrío, me mira y yo le miro. Creo que me acabo de enamorar y pienso en dejar el moco caer al suelo, pero el cabrón no se despega de mi dedo. El chaval de ojos verdes, pero no verdes color moco si no  mucho más oscuros, me dice que se llama Fermín y zarandea el pañuelo para que lo coja. Al final desisto y le hago caso. Introduzco a mi pequeño amigo entre el mullido colchón de florecillas bordadas y veo las iniciales “F.S.” en una esquina del trapito. No se lo devuelvo, solo le miro de nuevo y le digo que mañana a la misma hora se lo traeré limpio. Es hora de irme, el autobús ha llegado. Curiosamente, y contra todo pronostico, Fermín se levanta tras de mí y vuelvo a sacar el pañuelo de mi bolsillo, pensando que quizás sí que quiera recuperarlo de inmediato. Pero me agarra del brazo y me dice al oído: “Tal vez tenga que asegurarme de que lo lavas con cariño”

viernes, 28 de septiembre de 2012

Presentación de Irene Comendador en Sitges 2012







Gran notición!!

¡¡Nuestra antología Arkham. Relatos de horror cósmico  (Tyrannosaurus books) viaja a Sitges!!

La cita será el día 10 de octubre, a las 5 de la tarde, en el Stand de Anexia T-Shirts (Paseo Marítimo). No dejéis de pasar la oportunidad de charlar y haceros con un ejemplar firmado por algunos de sus autores. 


Allí estaremos Athman M. Charles, Karol Scandiu,  Santiago Sánchez y una sevidora, además de muchos otros autores que forman parte de la Editorial Tyrannosaurus Books, en los que se encuentran los editores Jose Miguel Rodríguez y Marc  Gras o la escritora Pepa Mayo


La Editorial Tyrannosaurus Books publicó ayer tarde la noticia y aún no me lo termino de creer:

Los próximos días en el Festival de Sitges organizamos unas sesiones de firmas gracias a los amigos de Anexia T-Shirt y allí estarán firmando ejemplares y saludando: Pepa Mayo, Karol Scandiu, Irene Comendador, Athman M Charles Ath, Marc Gras, Nae Esteban, Silver la Rosa, Triz, Fran Collado...En breve os daremos detalles por si os queréis acercar a saludar a estos pedazo de autoras y autores. WOW!


Os esperamos a tod@s allí, el día 10 de octubre a las 17.00 h. Espero que podáis venir a compartir un ratito con nosotros :D besos mis cielos

jueves, 27 de septiembre de 2012

Nueva entrega de tacones, esta semana: Ni reunión ni tacones

                                 Ilustración de Karol Scandiu



Otra semana más y de vuelta a las andadas de sus idas de pinza de la Irene, a ve que os parece esta nueva entrega taconera ^^
¿Y qué pasa si una semana no hay reunión en tacones? Pues nada, ya nos inventamos otra cosa para animar el cotarro, estas mujeres no pueden estar dos minutos seguidos sin meterse en líos ^^
Espero que la entrada loca os guste :D
Un besote mis amores!!!


http://conunpardetaconesss.blogspot.com.es/2012/09/encuentro-en-tacones-ni-reunion-ni.html

martes, 25 de septiembre de 2012

Relato recomendado: "El amor es ciego" de Boris Vian



Imagen: Boris Vian
(1920 - 1959)

***

BORIS VIAN - EL AMOR ES CIEGO
- de su recopilación de cuentos "El Lobo-Hombre" -

( 1949 )


1

El cinco de agosto, a las ocho, la niebla cubría la ciudad. Liviana, en absoluto estorbaba la respiración y se presentaba bajo apariencia singularmente opaca. Parecía, por otra parte, teñida de azul con verdadera intensidad.
Fue cayendo en capas paralelas. Al principio cabrilleaba a veinticinco centímetros del suelo, y los caminantes no podían verse los pies. Una mujer que vivía en el número 22 de la Rue Saint-Braquemart, dejó caer la llave en el momento de entrar en su casa, y no la podía encontrar. Seis personas, entre las que se contaba un bebé, acudieron en su ayuda. Entretanto, a la segunda capa le dio por caer. Y se pudo encontrar la llave, pero no al bebé que había tomado las de villadiego al amparo del meteoro, impaciente por escapar del biberón, sentar cabeza y conocer los serenos placeres del matrimonio. Mil trescientas sesenta y dos llaves, y catorce perros, se extraviaron de tal manera durante la primera mañana. Cansados de vigilar en vano sus flotadores, los pescadores se volvieron majaretas y se fueron a cazar.
La niebla se hacinaba en densidades considerables en la parte baja de las calles en pendiente y en las hondonadas. Formaba alargadas flechas y se colaba por las alcantarillas y los pozos de ventilación. Así invadió los túneles del metro, que dejó de funcionar cuando la lechosa marca alcanzó el nivel de los semáforos. Pero en aquel mismo momento, la tercera capa acababa de descolgarse y, en el exterior, de rodillas para abajo todo era blanquecina oscuridad.
Los de los barrios altos, creyéndose favorecidos, se burlaban de los de las orillas del río. Mas al cabo de una semana todos estaban reconciliados y podían golpearse del mismo modo contra los respectivos muebles de las respectivas habitaciones. La niebla había llegado por entonces hasta el copete de las edificaciones más elevadas. Y si el cimbanillo de la torre fue lo último en desaparecer, el irresistible empuje de la creciente y opaca marca acabó a fin de cuentas por sumergirlo del todo.

2

Orvert Latuile despertó el trece de agosto después de una dormida de trescientas horas. Como saliese de una cogorza de las buenas en un primer momento temió haberse quedado ciego. Con ello no habría hecho más que rendir homenaje a los innumerables alcoholes que se le habían servido. Tal vez fuese simplemente de noche, pero, en cualquier caso, de una manera distinta. Con los ojos abiertos, sentía la impresión que se experimenta cuando el rayo de luz de una bombilla viene a dar sobre los párpados cerrados. Con mano torpe, buscó el interruptor de la radio. Emitía, pero el informativo sólo lo esclareció hasta cierto punto.
Sin tomar en cuenta los agudos comentarios del locutor, Orvert Latuile reflexionó, se rascó el ombligo y notó, oliéndose la uña a continuación, que necesitaba un baño. Pero el amparo de aquella calígine caída sobre todas las cosas como el manto de Noé sobre Noé, como la miseria sobre el mísero mundo, como el velo de Tanit sobre Salambó o como un gato sobre un violín, le hizo colegir la inutilidad de semejante esfuerzo. Además, la tal niebla tenía un dulce aroma a albaricoque tísico que debía contrarrestar las emanaciones personales. Y por añadidura, el sonido se portaba bien y, al envolverse en aquella guata, los ruidos adquirían una curiosa resonancia, blanca y clara como la voz de una soprano lírica cuyo paladar, hundido en una desgraciada caída sobre la esteva de un arado, hubiera sido reemplazado por una prótesis de plata forjada.
Para empezar, Orvert decidió prescindir de todos los problemas y actuar como si nada ocurriese. En consecuencia, se vistió sin dificultad, pues sus indumentos estaban colocados cada uno en su sitio: es decir, unos sobre las sillas, otros debajo de la cama, los calcetines dentro de los zapatos, y éstos, el uno en el interior de un jarrón y el otro calzando el orinal.
—Dios mío -dijo para sí—, qué cosa extraña esta calina.
Reflexión sin gran originalidad que le salvó del ditirambo, del simple entusiasmo, de la tristeza y de la melancolía negra, colocando el fenómeno en la categoría de las cosas sencillamente constatadas. Pero acostumbrándose paulatinamente a lo inhabitual, se fue animando poco a poco hasta el punto de decidirse a encarar determinadas experiencias muy humanas.
—Bajo hasta casa de la portera—-se dijo— dejándome la bragueta abierta. Así comprobaremos si en realidad hay niebla, o si se trata de mis ojos.
Como es natural, el espíritu cartesiano de todo francés le induce a dudar de la existencia de cualquier calígine opaca, incluso si es tan tupida como para nublar la vista. Y no es lo que pueda decir la radio lo que vaya a decidir la aceptación de lo chocante. La radio no dice más que majaderías.
—Me la saco—dijo Orvert— y bajo como si nada.
En efecto, se la sacó y bajó como si nada. Por primera vez en su vida advirtió el chasquido del primer escalón, el temblor del segundo, el grillar del cuarto, el carrasqueo del séptimo, el susurrar del décimo, el chichear del décimo cuarto, las sacudidas del décimo séptimo, el bisbiseo del vigésimo segundo y el abejorreo del pasamanos de latón, desatornillado de su sustentáculo terminal.
Se cruzó con alguien que subía aplastándose contra la pared.
—¿Quién va?—dijo, deteniéndose.
—¡Lerond! —respondió el señor Lerond, el inquilino de enfrente.
—Buenos días —dijo Orvert-. Aquí Latuile.
Al tenderle la mano, encontró cierta cosa rígida que soltó con asombro.
Lerond emitió una risita embarazada.
—Perdone —dijo—, pero no se ve nada, y esta neblina es endemoniadamente calurosa.
—Cierto —asintió Orvert.
Pensando en su desabotonada bragueta, se avergonzó de constatar que Lerond había tenido la misma idea que él.
—Bueno, hasta la vista —dijo Lerond.
—Hasta la vista —contestó Latuile, desabrochando solapadamente la hebilla de su cinturón.
Cuando el pantalón le hubo caído sobre los pies, se lo quitó, arrojándolo a continuación por el hueco de la escalera. Ciertamente, aquella calina era tan agobiante como una pichona enamorada. Y si Lerond se paseaba con su mancebía al aire ¿por qué tenía Orvert que continuar a medio vestir... ? O todo o nada.
Chaqueta y camisa volaban poco después. Decidió conservar los zapatos.
Al llegar al final de la escalera, golpeó con delicadeza en el cristal de la portería.
—¡Adelante! —respondió la voz de la portera.
-¿Hay cartas para mí? -preguntó Orvert.
—¡Oh, señor Latuile! —se desternilló de risa la gruesa mujer-. ¡Siempre con sus chascarrillos ... ! ¿Y qué, bien dormido ya ... ? No quise molestarle, pero tendría que haber visto los primeros días de niebla... Todo el mundo parecía fuera de sí. En cambio, ahora... Bueno, digamos que a todo se acostumbra uno...
Por el Poderoso perfume que lograba franquear la lacticinosa barrera, Orvert reconoció que se acercaba a él.
—Solamente a la hora del cocido no resulta demasiado cómodo —prosiguió ella—. Pero no deja de ser divertida la nieblecita... Casi se podría decir que alimenta. Como usted sabe, yo como bastante bien... Pues bueno, desde hace tres días, con un vaso de agua y un trozo de pan me basta.
—Va a adelgazar —observó Orvert.
—¡Ja, ja, ja! —cacareó la portera con su risa parecida a un saco de nueces cayendo por la escalera desde el sexto piso—. Compruébelo por sí mismo, señor Latuile. Nunca me había sentido tan en forma. Incluso los melones se me están volviendo a poner en su sitio... Compruébelo, compruébelo por sí mismo...
—Esto..., yo... —dijo Orvert.
—Palpe, palpe, le digo que palpe.
Y cogiendo la mano del sentenciado, la colocó sobre el remate de uno de los melones en cuestión.
—¡Asombroso! —constató Latude.
—Y eso que tengo cuarenta y dos años —informó la portera—. ¿Eh? ¿Quién lo diría? ¡Ah ... ! y es que las que son como yo, un poquito gruesas por donde es debido, tienen esa ventaja...
—¡Pero por todos los santos! —Exclamó Orvert asombrado—, ¡Está usted desnuda...!
—¡Claro! ¡Lo mismo que usted! —replicó ella.
—Cierto —musitó Orvert para sí—. Brillante idea he tenido.
—Han dicho los del arradio —prosiguió la portera—, que se trata de un aerosol cafronisíaco.
—¡Ah ... !—-dijo Latuile.
Con la respiración entrecortada, la portera buscaba contacto. Por un instante, el hombre tuvo la sensación de que la dichosa calina le permitiría escamotearse.
—Escuche, por favor, señora Panuche —le imploró—. No somos animales. Aunque se trate de un aerosol afrodisíaco hay que comportarse con mesura.
—¡Oh, oh! —se limitó a decir la señora Panuche con voz jadeante, mientras se servía de las manos con precisión nada mesurada.
—¡Está bien! -dijo finalmente Orvert con dignidad—. Arrégleselas como pueda. Yo no quiero saber nada.
—Oiga —murmuró la portera sin perder su presencia de ánimo—, el señor Lerond es mucho más amable que usted. Con usted, según parece, es una quien tiene que hacerlo todo.
—Escuche —le dijo Latuile—. Acabo de despertarme hoy. Por lo tanto, me falta entrenamiento.
—Descuide, le enseñaré —aseguró la portera.
A continuación ocurrieron cosas sobre las que será mejor echar el piadoso manto de este desdichado mundo como sobre las miserias de Noé, de Salambó y el velo de Tanit en la encerrona.
Orvert salió muy vivaracho de la portería. Una vez en la calle aguzó el oído. En efecto, se echaba en falta el ruido de los automóviles. Pero, en su defecto, se dejaban oír innumerables canciones. Y las risas chisporroteaban por todas partes.
Un poco aturdido, se adentró algunos pasos en la calzada. Sus oídos no estaban acostumbrados a un horizonte sonoro de tal profundidad y se sentía un algo extraviado. De repente se percató de que estaba pensando en voz alta.
—¡Dios mío! —decía—. ¡Una niebla afrodisíaca!
Como se puede ver, sus reflexiones sobre el particular habían progresado poco. Pero es preciso ponerse en el lugar de un hombre que duerme durante once días y que despierta en medio de una oscuridad total, complicada además por una especie de generalizado y licencioso envenenamiento, para constatar que su obesa y ruinosa portera se ha transformado en una valquiria de senos puntiagudos y abundantes, en una ávida Circe en su antro de placeres imprevistos.
—¡Caramba! —dijo todavía Orvert para precisar algo más su pensamiento.
Y dándose cuenta de repente de que estaba a pie firme en la misma mitad de la calle, sintió miedo y retrocedió hasta la altura del muro, bajo cuya cornisa caminó a lo largo de un centenar de metros. A esa distancia se encontraba la panadería. Como una dietética estrictamente aplicada le constreñía a consumir algún alimento después de cualquier esfuerzo físico notorio, entró en ella para procurarse un panecillo.
Una gran algazara parecía reinar dentro del establecimiento.
Orvert era hombre de pocos prejuicios. Pero cuando comprendió lo que exigía la panadera de cada cliente y el panadero de cada clienta, sintió cómo se le erizaban los cabellos en la cabeza.
—¡Por todos los diablos! ¡Si le doy un pan de dos libras —estaba diciendo aquélla— tengo derecho a exigir de usted un formato equivalente!
—Pero señora... —protestaba la aguda voz de un viejecillo en quien Latuile reconoció al señor Curepipe, anciano organista de la iglesia del muelle— pero señora...
—¡Y usted es el que toca el órgano de tubos! —exclamó la panadera.
El señor Curepipc se enfadó.
—¡Ya le enseñaré yo a reírse de mi órgano! —dijo amenazadoramente dirigiéndose con paso apresurado hacia la salida, pero ante ésta estaba Latuile, a quien el choque cortó la respiración.
—¡El siguiente!—ladró la panadera.
—Quisiera un pan... —dijo Orvert con esfuerzo, dándose masaje en el estómago.
—¡Un pan de cuatro libras para el señor Latuile!—vociferó la expendedora.
—No, no...—gimió Orvert—. Apenas un panecillo...
— ¡Grosero! —le espetó la tahonera.
Quien, dirigiéndose a su marido, dijo a continuación:
—¡Oye, Lucien, ocúpate de éste! ¡Así aprenderá lo que es bueno!
Los cabellos se le volvieron a erizar a Orvert sobre la cabeza. Y al emprender la huida a toda pastilla, fue a darse de lleno contra la luna del escaparate, que resistió.
Recorriéndola por completo, consiguió salir finalmente. En la panadería la orgía continuaba. El aprendiz se ocupaba de los niños.
—¡En fin, caramba!— refunfuñaba Orvert en la acera—. ¿Qué pasa? ¿Y si a uno le gusta elegir, qué? ¡Pues menuda boca de horno ha de tener la tal panadera...!
A continuación le vino a la cabeza la repostería cercana al puente. La dependienta tenía diecisiete años, la boquita de piñón y un coqueto delantalillo estampado... Quizá en aquel momento no llevase más que el delantalillo...
Sin pensarlo dos veces, partió a grandes zancadas hacia dicho establecimiento. En tres ocasiones al menos tropezó con amasijos de cuerpos entrelazados de los que ni siquiera le interesó detenerse a descubrir las respectivas composiciones. Pero, en uno de los casos, el conglomerado, como mínimo, se componía de cinco palmitos.
-¡Roma! -se limitó a farfullar-. Quo Vadis? ¡Fabiola! Et cum spiritu tuo!, ¡Las orgías!, ¡Oh!
Había cosechado de su contacto con la luna del escaparate un chichón de los mejor puestos y se frotaba la cabeza. Lo que no le impedía precipitar la marcha, pues determinada presencia que participaba de su persona, pero que le precedía a mucha distancia, le incitaba a llegar a la meta lo antes posible.
Cuando creyó que ya se acercaba al objetivo, optó por caminar junto a las fachadas de las casas para guiarse por el tacto. Por el redondo disco de contrachapado sujeto con pernos, que mantenía en su sitio una de las rajadas cristaleras pudo reconocer el establecimiento del anticuario. Dos números más allá, la repostería.
De repente topó con todo el cuerpo con otro que, inmóvil, le daba la espalda. Sin que pudiera evitarlo, se le escapó un grito.
—¡No empuje! —le respondió una voz profunda—. Y apresúrese a separar esa cosa de mis posaderas, si no quiere que le parta ahora mismo la cara.
—Esto... yo... ¿No pensará que ... ? -dijo Orvert.
Y giró a la izquierda para salvar el obstáculo.
Segundo choque.
—¡Qué le pasa a éste? —se interesó una segunda voz de hombre.
—¡A la cola, como todo el mundo!
Siguió el estallido de carcajadas.
—¿Cómo? —acertó a decir Orvert.
—Está claro —explicó una tercera voz—. Seguro que viene en busca de Nelly.
—Así es —balbuceó Orvert.
—Está bien, pues póngase en la cola —prosiguió el hombre—. Somos unos sesenta ya.
Orvert no respondió. Sentía el corazón desgarrado. Volvió a ponerse en camino sin esperar a averiguar si ella llevaba o no su delantal estampado.
Tomó por la primera a la izquierda. Una mujer venía, precisamente, en sentido contrario.
Tras el choque quedaron, cada uno por su lado, sentados en el suelo.
— Perdón — dijo Orvert.
—La culpa es mía —respondió la mujer—. Usted circulaba por su derecha.
—¿Puedo ayudarla a levantarse? —se ofreció Orvert—. Está usted sola ¿no es así?
—¿Y usted? —Preguntó ella a su vez—. ¿No estarán a punto de echárseme encima cinco o seis de una vez?
—¿Seguro que es usted una mujer? —continuó Orvert.
—Compruébelo usted mismo -le contestó ella.
Se habían aproximado el uno al otro, y el hombre pudo sentir contra su mejilla el contacto de unos cabellos largos y sedosos. Ahora estaban de rodillas y de frente.
—¿Dónde encontrar un lugar tranquilo? —preguntó Orvert.
—En el centro de la calzada —dijo la mujer.
Lugar hacia el que se dirigieron, tomando como referencia el bordillo de la acera.
—La deseo —dijo Orvert.
—Y yo a usted -dijo la mujer—. Mi nombre es...
Orvert la cortó.
—Me da lo mismo —dijo—. No quiero saber nada más que lo que mis manos y mi cuerpo me revelen.
—Proceda —le animó la mujer.
—Naturalmente -constató Latuile— va usted sin ropa alguna.
—Igual que usted —respondió ella.
Dicho lo cual, se estrecharon el uno contra el otro.
—No tenemos ninguna prisa —prosiguió la mujer—.Comience por los pies y vaya subiendo.
A Orvert le extrañó la proposición. Se lo dijo.
—De tal manera, podrá ser consciente de todo —explicó la mujer—. No tenemos a nuestra disposición, como usted mismo acaba de constatar, más que el instrumento de investigación que significa nuestra piel. No olvide que su mirada no puede atemorizarme. Su autonomía erótica se ha ido al traste. Seamos francos y directos.
—Habla usted muy bien -dijo Orvert.
—Leo siempre Les Temps Modernes —informó la mujer—. Venga, comience de una vez con mi iniciación sexual.
Cosa que Latuile no se privó de hacer reiteradas veces y de diversas maneras. Ella mostraba indudables condiciones, y el terreno de lo posible es muy amplio cuando no hay temor a que la luz se encienda. Y además, eso ya no se usa, después de todo. Las enseñanzas que le impartió Orvert a propósito de dos o tres truquitos nada desdeñables, y la práctica de un empalme simétrico varias veces repetido, acabaron infundiendo confianza en sus relaciones.
Y allí llevaron, de tal modo, la vida sencilla y regalada que hace a los humanos semejantes al dios Pan.

3

Al cabo de un tiempo, la radio anunció que los sabios estaban constatando una regresión regular del fenómeno, y que el espesor de la niebla aminoraba de día en día.
Como la amenaza era de consideración, se celebró gran consejo. Muy pronto se encontró una alternativa, pues el genio del hombre nunca deja de sorprender con sus mil facetas. Y cuando la niebla se disipó, según indicaron los aparatos detectores especiales, la vida siguió felizmente su curso pues todos se habían hecho arrancar los ojos.



__________________________________________________




Un beso mis amores y espero que hayáis disfrutado de la lectura ;)

lunes, 24 de septiembre de 2012

Arkham. Relatos de horror cósmico, en breve, segunda edición a la venta



 

 

"Arkham. Relatos de horror cósmico" es una antología de 15 textos inéditos que giran entorno a Arkham y los mitos lovecraftianos, relatos repletos de terror, misterios y hechos inexplicables. La obra, coordinada por Macu Marrero y en la que participan grandes talentos de la literatura es un magnifico reclamo al más puro estilo de terror cósmico.

Envuelta en un ambiente onírico mezclado con humedad fluvial, entre grumos de un oscuro pasado de brujería y veneración a abominables entes ultraterrenos, Arkham muestra sus centenarias entrañas en un viaje temporal donde se van sucediendo destinos inexorables e inevitables encuentros, libros prohibidos y peligrosas invocaciones, conciencias insanas y crímenes aberrantes... En la calle solitaria sus pasos resuenan, han llegado al umbral y la puerta se entreabre, pasen y tiemblen.

La antología se compone de los siguientes textos y autores:
-"En la salud y en la enfermedad…" de Iris Martinaya
-"La vieja tradición" de Beatriz T. Sánchez
-"El que mira" de Santiago Sánchez Pérez
-"Ciclo eterno" de Macu Marrero
-"El caniche" de Laura S.B.
-"El nº194 de Angel Street" de Patry Bruha Brujah
-"Equilibrio" de Karol Scandiu
-"Extenuación" de Irene Comendador
-"Los extraños días" de Javier Fernández Bilbao
-"Extraña melodía" de Eva María Castillo Díaz
-"El secreto de Angus Wheeler" de Miguel Angel Naharro
-"Damnâtiô" de Ave Marcos
-"La verdad de las tiniblas" de Dani Durán
-"El oscuro pasajero: Lujuria" de Lucia Pérez Sainz
-"El despertar" de Athman M. Charles
-"El espejo" de Rodrigo R.F. Yánez




Próximamente la segunda edición de esta increíble antología, no os la podéis perder, os aseguro que merece la pena ;)
Un beso mis amores y muchas gracias por estar siempre conmigo :D

domingo, 23 de septiembre de 2012

Recomendaciones literarias "Los crímenes de Vilafont" de Magüi Cabral






Los misterios de la vida, la curiosidad de llegar al fondo de las cosas y al por qué de cómo algo ha sucedido. Uno de mis libros favoritos desde que tengo uso de razón es “Diez negritos” de Agatha Christie, porque ir desenredando un enredo hasta que el autor tiene a bien desvelarte quién es el cabrón que va asesinando por ahí, es uno de los placeres que a veces nos permitimos.
Toda esta palabrería es porque tengo ante mis ojos un libro que me ha dejado impactada, una novela que surca descarada por tu mente, que te va explicando todos y cada uno de los puntos del día a día de sus personajes y que describe colosalmente una de las mejores tramas que haya leído del género criminal.
Este libro no es otro que “Los crímenes de Vilafont” obra impecable de la autora Magüi Cabral, que os recomiendo.
La muerte de una joven en un pequeño pueblo, un pasado cubierto de secretos y odios, unos habitantes de lo más curiosos (algunos ennegrecidos por dentro) harán que no puedas despegar los ojos de sus páginas hasta descubrir el quién, cómo y porqué.
Un ole por esta escritora, que no me extraña lo más mínimo que tenga tanto éxito en sus ventas y la subida de puestos en Amazon, con un precio súper asequible (0.95 €) y en formato ebook……. (De ahí la foto con fotochoped :PPP)
Y tú ¿te lo vas a perder? 

Besotes para tod@s y que paséis una semana genial :D 

sábado, 22 de septiembre de 2012

Entrevista a Irene Comendador en "Arcos de reflejos" Web literaria












Hola mis chic@s, hoy os traigo la entrevista que me hicieron en la web literaria “Arcos de reflejos”

Quisiera dar las gracias al editor de dicha página por su atención, ha sido un autentico placer colaborar con vosotros.

Espero que os guste, un beso mis amores :D

http://arcodereflejos.blogspot.com.es/2012/09/entrevista-la-narradora-espanola-irene.html?spref=fb

jueves, 20 de septiembre de 2012

Nueva entrada y final de mi historia de heroínas en la web "Con un par de tacones"



Hola mis amores, aquí os dejo la tercera y útima parte del relato que hice en el blog "Con un par de tacones"
Las taconeras justicieras nos dan muchas sorpresas y acción, ¿te lo vas ha perder?

Un bso mis chic@s y que paséis una buena noche :D

http://conunpardetaconesss.blogspot.com.es/2012/09/encuentro-en-tacones-heroinas-y-barbie_20.html

martes, 18 de septiembre de 2012

Mi nuevo artículo en el periódico LaRed21 "Siempre hay que contestar la correspondencia"




Hola mis amores, el veranito se acabó y hay que volver al trabajo, ya tenéis aquí mi nuevo articulo periodístico, o como digo en él, lo que quiera que me haya salido, jejejeje

Espero que os guste y que nadie se de por aludido ^^

Besos para tod@s :D


http://www.lr21.com.uy/comunidad/1060403-siempre-hay-que-contestar-la-correspondencia

sábado, 15 de septiembre de 2012

Recomendaciones literarias "Las caras de la luna" de Leila Milá







Una recomendación que hacía tiempo que quería traeros, pero este tiempo mío tan escaso…. Os presento “Las caras de la luna” de Leila Milá,  me terminé de leer el libro en nada de tiempo porque tiene una historia que te engancha desde el principio:
Una mujer con un pasado oscuro, tan oscuro que ni ella es consciente; un hombre que esconde un secreto que se irá desgranando conforme vayas consumiendo páginas, y os prometo que los buenos: son buenísimos, los malos: son malísimos y las escenas son realmente visuales.
Ahora, y desde aquí, quiero mandar un mensaje a la maravillosa autora de “Las caras de la luna” Leila, nena, quiero venganzaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!
Un libro que no os podéis perder.

Aquí os dejo el enlace de compra:

Y su página web:

Besos para tod@s y a leer, que es lo que este mundo necesita, más lectura y menos maldad.

viernes, 14 de septiembre de 2012

De nombre, quizás, María




Foto de portada de Karol Scandiu (gracias mi vida, me encanta), texto mío XDD




De nombre, quizás, María




La blusa cayó al suelo y el resto de ropa le siguió la pista, hasta que María (no era su verdadero nombre) dejó con la boca abierta al hombre frente a ella.
Marcelo (otro nombre inventado) movía lentamente la mano entre sus piernas (las de él, no las de ella) y ensalzó la zona un poco más de lo que ya lo había hecho la imagen de aquella mujer de cuerpo imposible y perfecto.
Después de media hora de voces y chapoteos, de gritos y bramidos enfermizos, él descargó su semen sobre la espalda de María, mientras ella intentaba no pensar demasiado en lo que vendría después.
Ahogó el grito de dolor contra las sábanas, dejó que su rimel se fundiera, como borrón de parvulario, sobre el algodón que cubría las manchas de otros días y otros cuerpos; aplastó sus pechos enrojecidos contra el colchón de muelles flojos, mientras sentía su trasero palpitar por las embestidas de aquel energúmeno.
María no dijo adiós, María solo quería regresar a casa lo antes posible. María estaba jodida por dentro y brillante por fuera, hundida en el centro y descolorida entre las piernas. María ya no podía morirse porque estaba muerta.
Marcelo escupió en sus zapatos de tacón barato y lanzó con desprecio los doscientos euros acordados sobre la mesilla de plástico. La miró un segundo eterno y le dijo que volvería en cuanto pudiera reunir más dinero.
Aquella noche María durmió en la bañera, con cuatro dedos de agua bajo su cuerpo, la piel gris y los labios negros.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Segunda parte del relato semanal de tacones



Aquí está la segunda parte del relato semanal de mis queridos tacones, las intrépidas (y al parecer en problemas) heroínas justicieras, han vuelto a la carga!!
Os dejo el enlace de este cómic que me está dando muchos quebraderos de cabeza ^^ Pero oye, que bien me lo estoy pasando con ellas :PPP
Espero que os guste y que no me matéis después de leerlo XDD
Un besote mis amores :D

http://conunpardetaconesss.blogspot.com.es/2012/09/encuentro-en-tacones-heroinas-y-barbie_13.html




lunes, 10 de septiembre de 2012

Mis fotos en ropa interior





A ver que pongo esta, no no, mejor esta de aquí, uuufff, si es que esta me gusta más como he quedado, o quizás esta otra que parece que tengoooo.... pues no, mejor no, a ver si poniendo esta van a decir que... ya está, pondré la de antes y punto, a quien no le guste que no mire, o mejor las dos que dije al principio, o... ¿es mejor no poner la de....? Uuffff, que lío, mira, que las pongo todas y ya está, al final dará igual lo que haya colgado o no.  Y si luego diceeeeen.... que no pongo ninguna!!! Que seguro que viene el listo de turno a decir que si tengo y dejo de tener.
Vaya mierda de entrada que me ha salido hoy, ya veremos cuánta afluencia de tráfico crea, que por lo menos el titulo es llamativo, aunque tampoco creo que a la gente le interese mucho saber cómo son mis bragas y sujetadores, que digo yo.
Un beso para los que se hayan pasado a curiosear, estaré encantada de saber vuestra opinión de lo mal de la cabeza que estoy, es que la pobre me lleva acompañando desde hace ya muchos años, la he cogido cariño y me da pena cambiarla por una nueva ^^


domingo, 9 de septiembre de 2012

Nueva entrada en "Con un par de tacones" Mi relato de esta semana




Como cada semana ya estamos aquí para mi nueva entrada semanal de los tacones, esta vez es diferente, tiene intriga, acción, encuentro y todas esas cosas que se me pasan por la cabeza, pero desde otro punto de vista, a ver si os gusta, a mí en cierta manera me ha encantado ser una de las protas del relato ^^
Un besote enorme y feliz día amores míos :D

http://conunpardetaconesss.blogspot.com.es/2012/09/encuentro-en-tacones-heroinas-y-barbie.html

jueves, 6 de septiembre de 2012

Recomendaciones literarias "Los Caminantes" De Carlos Sisi




Hinqué el diente al libro de “Los caminantes” hace tiempo, pero no ha sido hasta mis vacaciones que he podido continuar como era debido esta magnifica novela zombie, aquellas primeras cincuenta páginas me dejaron con ganas de más y más.
Este libro me ha hecho reflexionar sobre mi forma de escribir, jamás conseguiré escribir algo que ni siquiera le llegue a los talones en cuestión de historia, narración y demás virtudes que tiene, vamos, que es uno de los mejores libros que h
e tenido el gusto de consumir.
Podría decir que tiene algunas escenas muy visuales, pero sería mentir, todas y cada una de sus páginas son una película que traspasa la retina y te inyecta en vena la sucesión de los hechos narrados. Los personajes son frescos y reales, la documentación es apabullante, las descripciones sublimes y la historia en sí te deja perpleja al ir desgranando todo lo que el autor ha querido contar sobre esta hecatombe zeta que desintegra el mundo según lo conocemos.
Si os gustan las novelas negras, violentas, suspicaces y llenas de intriga, suspense y emoción, os recomiendo encarecidamente que os hagáis con un ejemplar.
Deseando estoy de poder leer la segunda parte de esta saga que me ha enamorado por completo.
Tengo que dar las gracias a Carlos Sisi por esta genialidad que ha creado su mente, no me extraña que las ventas hayan alcanzado su 15ª edición, y las que quedan por llegar.

Y para ir abriendo boca os dejo la cita que más me ha gustado del libro, sobrecogedora:

“Se erguía cuanto le era posible, por encima de la horripilante amalgama de cadáveres, tratando de ver el fondo de la sala. Un pequeño reloj marcaba el paso del tiempo con redobles de campana. El segundero tenía forma de guadaña:”

Y también os pongo la frase que he repetido (mental y no mentalmente) durante toda mi andadura por Málaga:

“Maldito seas Padre Isidro, cabrón hijo de la gran puta.”

Enlace de compra aquí:
http://www.amazon.es/Los-Caminantes-ebook/dp/B007RF1UHS/ref=pd_rhf_ee_p_t_1

Y ahora solo toca saber vuestra opinión, la mía de 10 ^^

martes, 4 de septiembre de 2012

Mis aportación semanal en la web "Con un par de tacones"





Hola mis chic@s, ya de vuelta a las andadas (si es que no se me puede dejar sola ni un momento, que monto unos líos...) Jejejejej
Aquí os traigo mi entrada taconera de la semana pasada, espero que os guste y que os echéis unas risas, que para eso se hace ^^ Y siento haber tardado tanto, pero con el final de mis vacaciones, es muy complicado estar en todos lados jejejeje
Un beso enorme mis amores y os advierto que no me hago responsable de las consecuencias que os puedan atacar después de leer mi relato semanal :DDD

Por cierto, QUE NO ES APTO PARA MENORES DE EDAD !!!!!!!

http://conunpardetaconesss.blogspot.com.es/2012/08/encuentro-en-tacones-reuniones.html