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viernes, 18 de marzo de 2011

Nominada para un RELATO ENCADENADO (Irene Comendador)

Aquí os presento un relato encadenado, como dice mi amigo y el culpable de que yo este metida en este sarao, Observatorio gay granatense, es un experimento creativo. El proceso es sencillo: Un autor escribe un párrafo de entre cinco y veinte líneas (ya sabéis que no se hacer los post pequeños así que el mío tiene alguna línea más XP)
Después había que pasárselo a otro bloguero, para que continúe el relato donde lo dejé yo.
Observatorio ha sido el relevo número nueve, yo he sido el relevo por él designado, o sea, el diez, y yo se lo he pasado a Karol Scandiu, que es la encargada de seguir la cadena.
Os dejo abajo el enlace de su blog para que os paséis y a ver con que nos sorprende mi Karol, jeje, ella en su blog pondrá el enlace del siguiente y así los sucesivos eslabones.
Os diré también que la historia en total tendrá tan solo 20 capítulos, así que a ver como termina, si es que yo estoy deseando saberlo, jeje
Ahora ya sin más preámbulos, dar las gracias al responsable que empezó esta idea, y a Observatorio por acordarse de mí pobre personita, espero no haberle defraudado.
¡¡Que disfrutéis leyendo!!





CAPÍTULO 1.- La agorafobia de Lucía había hecho que llevase años confinada en lo que ella llamaba su búnker. Vivía de noche y dormía de día. Era una de esas mujeres por las que el tiempo pasa cruel y devastadoramente. Una aureola púrpura rodeaba sus ojos tristes, sin brillo, que se encajaban en un rostro descolorido y marchito. Tenía una nariz perfilada que sostenía unas anticuadas gafas. Sus labios agrietados pedían a gritos menos nicotina, el pelo cano y desaliñado le llegaba casi a la cintura y la extrema delgadez de su cuerpo no podía casi sostenerla en pie. Su partida de nacimiento confirmaba que tenía 35, pero los años de asilamiento elegido, la dejadez y el descuido habían hecho que pareciese una anciana.
Como una noche más, Lucía abrió su portátil, para asomarse por esa pequeña ventana y contemplar, indagar, husmear por entre las callejuelas de esa gran ciudad virtual que le tenía completamente fascinada. Mientras se desplegaba automáticamente la persiana azul de Microsoft, preparaba, como otras tantas veces, sus cigarrillos, el viejo cenicero sucio, y su té. El turquesa del mar de una playa desconocida le daban la bienvenida. Y a partir de ahí, su conexión con el mundo(1).

CAPÍTULO 2.- Al teclear su contraseña su vida anodina y decepcionante pasaba a un segundo plano, se aletargaba durante las horas en las que se convertía en Ishtar, una hacker de ambigua moralidad, aficionada a coleccionar agujeros de seguridad informática. Después del "incidente" responsable de su clausura, perfeccionó sus conocimientos en programación y se fue introduciendo en este submundo. Recuerda su primer asalto: el ordenador personal de su psiquiatra, quería curiosear su expediente, comprender lo que le sucedía a través de la óptica del profesional que la trataba, lo descubierto agravó su estado. Se vengó publicando sus contraseñas de seguridad y por primera vez en mucho tiempo se sintió bien. Constató que sus barreras éticas, tan estrictas antaño, se habían desdibujado y quiso experimentar algo más grande. Desde entonces llegó a colarse en sistemas tan importantes como los del CNI, la NASA, o la web de UE en la que cambió la foto ZP por la de "Mr. Bean", durante la presidencia española, por simple diversión. Se ganó el respeto y unos colegas con los que compartía sus horas sin necesidad de su cuerpo físico. Esa noche el foro hervía, una empresa dedicada a la farma/cosmética buscaba a los mejores hacker de la red. Se rumoreaba sobre un descubrimiento revolucionario y...(2)

CAPÍTULO 3.- …y Lucía de día, e Ishtar de noche, se introdujo en el foro con la curiosidad felina que solo las altas horas de la madrugada sabían conceder a los depredadores de la noche. Sus ojos entornados se agazapaban tras la pantalla del ordenador con ansia de devorar la lista de nombres que se ofrecían como hackers endiosados por su propia arrogancia. Todos ellos lucían sus habilidades informáticas ante la empresa que buscaba a los mejores, y ellos se paseaban como modelos por la pasarela, donde lo importante era la alta costura del saber desnudar.

Su retina se enfocó en las iniciales J.F. cuando leyó que se describía provocativamente como el mejor hacker del momento, despreciando con cada una de sus sílabas al resto de competidores. Las garras atrevidas de J.F. arañaron profundamente el orgullo de Ishtar, que en un impulso incontrolado nacido de su vanidad y creencia absoluta, y quizás cierta, de ser la mejor, hizo que escribiera en el foro, aún no teniendo ningún serio interés en participar en esa jauría de depredadores, lo que su lengua no pudo silenciar:
- J.F., tendrás que demostrarlo, querido…
No obtuvo respuesta.
Comenzaba a amanecer. Ishtar percibió que Lucía necesitaba dormir, así que cogió a su alter ego y lo llevó a la aventura del sueño. Así era su vida desde hacía tiempo, la luz del día apagaba su ser, solo las sombras de la noche eran capaces de encender las llamas de sus latidos. Y es que la luz solo tiene sentido en la plena oscuridad.
Cuando comenzó a anochecer su alma licántropa amaneció. Mientras sorbía el café conectó el ordenador. El café se derramó por la mesa cuando leyó en la pantalla:

----ACCESO DENEGADO----
TENDRÁS QUE DISCULPARTE, "QUERIDA"…
J.F.(3)

CAPÍTULO 4.- La señora de las batallas, Ishtar, sintió como una rabia incontenible se apoderaba de su ser. Gritó y gritó alterando al tiempo su estado de ánimo. En aquel momento, habría vendido su alma por bajar a los infiernos y apoderarse del poder sobre la red.
Sabía que su única opción era formatear su ordenador ya que nunca se disculpaba de nada, pero esto supondría la pérdida de su colección de agujeros de seguridad informática, por lo que esta variable quedaba descartada.
No podía permitir que J. F. le ganara la partida, así que no podía hacer otra cosa que salir de su cubículo e ir en busca de Tammuz, quien para ella era el Rey Hacker.
Con su ayuda conseguiría que fuese J. F. el que pidiera disculpas por su atrevida soberbia.
Antes de salir de su habitación, miró su ordenador y sonrió al pensar que su nombre era perfecto para ser la reina de la red y las batallas informáticas (4).

CAPÍTULO 5.- Y así está la cosa, Tammuz. Yo creo que hay dos posibilidades: o este maldito J.F. se cree que soy una pardilla o sabe que tengo la habilidad suficiente para recuperar el control accediendo desde otra máquina. Pero entonces temo que me esté esperando con una bomba escondida en cada uno de mis archivos.
" Ya sé que tampoco es tan importante. Puedo crear una nueva identidad, recuperar mis copias y volver a estar operativa en cuestión de minutos. ¡Pero no quiero hacerlo! Se ha atrevido a atacar mi ordenador ¡Yo soy Ishtar! Es un insulto demasiado grande para dejarlo sin castigo. Quiero venganza. Quiero... destruirle.
" Y aquí entras tú, Tammuz. Tengo pensado el contraataque, pero necesito el ejército de ordenadores zombis que tú controlas. Será por poco tiempo: en doce, catorce horas voy a hacer que le caigan golpes hasta en las chinelas de andar por casa. Una vez que lo haya borrado del mapa podré volver con tranquilidad a mi bunker.

-Ay, Ishtar, Ishtar... - Tammuz jugueteó con la figura de Jar Jar Binks que mantenía entre sus dedos - ¿Y por qué yo debería intervenir en vuestras querellas de... aprendices?
- ¡Que porqué? - Ishtar sintió como sus niveles de furia se acercaban a límites insoportables - ¡Siempre me has dicho que soy tu mejor discípula! Y también que siempre -SIEMPRE- podría contar con tu ayuda.
A Jorgito, el pequeño de los Oliván, le llamaban "fantanaranja" en el instituto. Era el prototipo del hazmerreír entre la muchachada: tímido, obeso, la piel como el Krakatoa dos segundos antes de la erupción. Un día se hartó. Rompió con todo y se encerró en su cuarto. Allí, con su esquijama, sus muñequitos articulados y sus cachivaches electrónicos se metamorfoseó en el todopoderoso Tammuz. Una leyenda viva en la red: el Rey Hacker. Lucía lo conoció poco antes del encierro; poco antes también de que la abuela se largase con el dinero del banco y dejase a la familia a la quinta pregunta. La habían contratado como profesora particular, para ver si el "niño" era capaz de aprobar algo. Pero fue el "niño" quien enseñó a Lucía el mundo de la informática e influenció poderosamente en su vida. Hasta el grado de quizás ser el responsable del desarrollo de su agorafobia.
- Tranquilízate, Ishtar. No he dicho que no lo vaya a hacer. Pero no hemos hablado del precio.
- ¿Me vas a cobrar por esto, Tammuz? - ella intentó que ni un gramo de desprecio quedase oculto tras sus palabras.
- Bueno...(5)

CAPÍTULO 6.- “El día que yo falte a ti te come la mierda” le escupía su mujer con desprecio, harta de que su única contribución a las faenas domésticas consistiera en levantar los pies del suelo mientras ella pasaba la mopa. Juan Fernández Ongallo no llegaba a inmutarse pero, cinco años después, aquella amenaza estaba empezado a cumplirse: cinco años de fabadas de lata, de sábanas sucias, de misteriosos y repugnantes restos de quien sabe qué flotando en el agua densa y gris del fregadero donde se amontonaban los cacharros...
Nunca creyó que llegara a abandonarlo. Recibió como una bendición su súbita manía de de pasarse las horas muertas delante del ordenador porque así lo dejaba tranquilo y aún lo estremece la cólera cuando recuerda la tarde en que llegó a casa y aprendió el significado del vacío absoluto en la nota despiadada de una mujer que no volvería a ser la suya: “Adiós Juan. Te dejo porque estoy amando a otro. No me llevo nada, ni siquiera el rencor". Adiós Juan, había repetido él muchas veces, aturdido e incrédulo, estrellando su voz contra las paredes de una casa vacía que olía a pino asturiano por última vez.
Esa noche, siguiendo las huellas de ella en el historial de navegación del Explorer, Juan Fernández Ongallo, empleado de banca, marido abandonado, cabrón a secas, entró en un chat por primera vez en su vida, escogió atolondradamente sus iniciales: J.F, cuando le pidieron un nick y aterrizó deslumbrado en un mundo perpendicular que sintió como el único posible desde el primer minuto. Desde entonces construía su interminable y faraónica venganza con los ladrillos rotos de todas las mujeres solas que se fue complaciendo mezquinamente en destrozar un poco más. Ishtar era la última y estaba perdida porque detrás de la temible señora de todas las batallas, el insignificante J. F (que llevaba algún tiempo observándola en silencio, con todo su reciente talento como hacker oculto bajo la negra capa de su voracidad como vampiro) había sabido presentir a la pobre Lucía (6).

CAPÍTULO 7.- Había esperado durante varios días una disculpa de la arrogante Ishtar, pero aquella no había llegado, así que decidió dar una vuelta de tuerca que aumentara la presión sobre aquella insolente. Aquel sábado, de madrugada, J.F., en su cubículo, fumaba y bebía cerveza. Sobre el escritorio en el que estaba el teclado y la pantalla que le permitían jugar a ser Dios había un gran cenicero, éste completamente lleno de colillas con los filtros mordisqueados y una botella de cerveza, ésta completamente vacía. De pronto sitió deseos de fumar. Tomó la cajetilla de Lucky Strike y comprobó con desagrado que estaba vacía. No sentía el menor deseo de salir, pero tener la habitación constantemente llena de humo le hacía sentirse mejor, atenuar su permanente estado de mal humor. Pulsó la tecla hibernar de su ordenador. Siempre lo hacía así; no quería, no podía permitirse el lujo de desconectar el ordenador, lo quería siempre preparado para la defensa y también para el ataque.
Para salir a la calle, no se cambió de ropa. J.F. tan sólo se vistió con las letras minúsculas de su nombre y salió a la calle. Ahora era Juan Fernández.
Cuando Lucía entró en la tienda abierta 24h a comprar tabaco, rondaban las cuatro de la madrugada, pero había cola en la caja. Se colocó detrás de un hombre de aspecto desaliñado, con la ropa sin planchar y los zapatos sucios. Llevaba una caja de cervezas en una mano y en la otra varias cajetillas de Lucky Strike. No veía su rostro. Tuvo el impulso de juzgarlo, pero entonces miró hacia sus pies, a sus zapatos, a sí misma: llevaba una caja de té en una mano; en la otra dos cajetillas de cigarrillos. ¿Quién era ella para juzgar a nadie?
Cuando el hombre pagó, giró sobre sus talones dispuesto a salir. Durante un instante sus miradas se cruzaron(7).

CAPÍTULO 8.- JF y Lucia cruzaron miradas durante un segundo. Nunca se habían visto, sin embargo, un no sé que había en el ambiente.
Él la percibió como una mujer más: desaliñada, arrugada, atormentada por la vida. Pero parecía arrogante y decidida a contestar cualquier insolencia que pudiese decirle alguien.
Ella lo vio como no ve a los hombres: Enclenque, bajito (aunque JF es alto), queriendo aparentar lo que no es. En pocas palabras: Poca cosa.
A pesar de su primer impulso de no juzgar, no lo pudo evitar cuando se giró aquel hombre, que se le antojaba poca cosa: “Si hasta cerveza lleva”, pensó. A Lucia no le gustaban las cervezas
Lucía hizo como que ignoraba a JF y siguió su camino hacia el cajero, que le esperaba. No se sentía segura porque su agorafobia le pesaba terriblemente como mármol sobre su cabeza. Prefería estar frente al teclado donde se comportaba como diosa de la red…Absoluta diosa.
Regreso a su refugio y vio como su ordenador había entrado en modo de ahorro. Movió el ratón, pero la pantalla le mostró un fondo negro con un cuadro central de color azul con letras rojas que decían:
NO SIGNAL
"No me puede estar pasando esto a mí" Lucia se abalanzó sobre su máquina…(8)

CAPITULO IX.- ...y ésta salió volando por el salón de Lucía hasta estrellarse en la pared de su salón... ¿Cómo iba a enfrentarse a ese cabrón de JF si además le dejaba sin conexión? Por un momento se sintió derrotada... ¡Leandro, aún le quedaba Leandro, él sería la solución! Leandro era su vecino de abajo, un joven marica loca, alguna vez, cuando su agorafobia le había podido, había bajado a pedirle un cigarro, fumándoselo con él en el rellano de la escalera...
- ¡Leandro, necesito tu ordenador, ya, no me discutas! - Lucía avanzaba por el pasillo de Leandro, que le acababa de abrir la puerta, vestido sólo con un slip rosa que marcaba su abundante paquete, a pesar de lo extremo de su delgadez, que le seguía contoneándose detrás de ella mientras gritaba -¡Ay, hija, qué modales, si te iba a dejar pasar, guapa, gracias... además, estás horrible, mira que pelos....!
Lucía ya no le escuchaba, estaba ya sentada frente al ordenador de Leandro, conectándose a internet, escribía sobre el teclado frenéticamente, aporreando las teclas, Leandro le gritó: "¡Hija, no aporrees así el teclado, que lo vas a romper, que me he comprado el ordenador en LA SEMANA FANTÁSTICA de EL CORTE INGLÉS, y aún me quedan diez plazos!" Lucía, de repente se echó para atrás en la silla, abatida. Leonardo le preguntó: "¡Y ahora que te pasa, chocho, te ha dado bajón!" Lucía le respondió: "Mira, Leandro, estoy en las tripas del ordenador de un cabrón, quiero joderle pero... me he quedado en blanco!"
Leandro se sonrió: "Hija, ten, esto no falla nunca" -abrió un cajón y le dió un pendrive rosa: "Yo lo llamo el INFORME PELLIZCAMELANO" es un virus inventado por mí, mándaselo...¡no me mires así, yo también tengo ex novios cabrones a los que joder, y es lo que tiene ser una marica loca, que tus padres te mandan a estudiar informática a los EE.UU. para mandarte bien lejos" Lucía obedeció y descargó el virus en el ordenador de JF... a los pocos segundos apareció un mensaje en el ordenador: "QUIERO RECUPERAR MI ORDENADOR Y MI VIDA, TE OFREZCO LO MISMO, NOS VEMOS A LAS 6'00 HORAS EN EL VIPS DE QUEVEDO"... Lucía temió, su agorafobia no le permitiría enfrentar ese reto sola, así que le dijo a Leandro: "¿Me acompañarás? ¡Sin ti no lo conseguiré!" Leandro dio un salto y se fue corriendo por el pasillo gritando: "¡No te preocupes, cari, voy a arreglarme, que chupi, vamos a resolver un misterio...." se asomó al salón y le dijo a Lucía: "Una cosa, mona, que te quede bien clara... ¡Yo me pido ser Julia Roberts!"

CAPITULO 10.- …Había decidido que por primera y única vez dejaría que Ishtar reinara en el día y enterrara en su hundida alma a Lucía. Esta misión de rescate de personalidad, esta batalla contra el que la tenia cautiva en la red, era sin duda difícil y de tomar con cautela. Por lo fuerte mentalmente que era Ishtar dentro del ciber espacio, la dejaría tomar posesión de su cuerpo para darle fuerzas y así enfrentar por un día su agorafobia. Contaba con Leandro, no era un guerrero, pero si un buen acompañante en el que escudarse si las cosas se ponían crudas. “¿Tú quieres que te acompañe verdad amor?” le decía entrecerrando los ojos Leandro, con oscuras intenciones ocultas tras su pregunta. “Si crees que te voy a suplicar pierdes el tiempo, no soy de esas y lo sabes”. Pero Leandro no quería suplicas, ansiaba otra cosa y este era uno de los mejores momentos para conseguirlo. “Está bien, te acompañaré, pero solo si cumples una condición” esperó la contestación de su enfurruñada vecina y amiga… y continuó: “Me dejarás que te ponga un poco decente reina, sino no iré por la calle contigo de esa guisa, hija, pareces un florero boca abajo” Lucía no tenía ninguna intención de cambiar su aspecto, eso no la preocupaba en absoluto, pero si quería que Leandro la hiciera de carabina, tenía que ceder, hasta un cierto punto…claro. Ni siquiera supo cómo consiguió un tinte para el pelo en tan poco tiempo, pero después de media hora tenía su melena, antes blanquecina, castaña y reposándole sobre los hombros, un maquillaje que ocultaba sus extenuantes ojeras púrpuras y ropa demasiado provocativa que acentuaba, aún más si cabe, su extrema delgadez; eso sí, lo de dejarse arrancar los pelos de las cejas… ¡ni hablar! “¡Ay, ay, reina! Estás estupenda, hasta se te puede mirar sin dar arcadas mira” decía Leandro dando vueltas por la habitación, mientras buscaba no sé qué dentro de los cajones de la cómoda de pino.

Eran las 5:00. Si querían llegar para observar de lejos los movimientos de su enemigo, debían salir para Quevedo inmediatamente. “Cari, somos como Telma y Louise, bueno, yo soy como Telma, una diva, pero tú pareces más una oveja que va al matadero, con lo fantástica que te he dejado. Quien sabe cari, lo mismo ese a quien quieres joder, esta bueno y todo….¡¡Uy!! podría ser gay, que ilusión, un flechazo a primera vista…”

Ishtar ignoraba la algarabía de su acompañante todo lo que podía, tenía que trazar un plan o si no se le escaparía de las manos imponer justicia. Nadie se metía con ella, nadie que no quisiera jugar a poner su cabeza bajo la guillotina.
Al llegar al Vips, paró en seco a su amigo y se ocultaron tras una marquesina de autobús, desde allí no serian vistos y podrían observar qué personas llegaban al local.

Después de ocho cigarros devorados, un hombre desgarbado, vestido con gabardina gris y andares extravagantes, se aproximó a ellos, cubriendo su cara con el ala de un sombrero ni mucho menos propio de la época o moda del momento. Al parecer era J.F. y los había descubierto… (10)


(1).-http://www.vinividivinvi.com/
(2).-http://www.40aneraunamas.blogspot.com/
(3).- http://www.elespejodelaluna.blogspot.com/
(4).- http://dondehabiteelolvido-airama.blogspot.com/
(5).- http://igualteinteresa.blogspot.com/
(6).- http://cuevalagua.blogspot.com/
(7).- http://miscelanea-dlt.blogspot.com/
(8).- http://docmanuel.blogspot.com/
(9)- http://homografiagay.blogspot.com/
(10)- http://irenecomendador.blogspot.com/
_____________

(11) Proximamente    http://deseoyoscuridad.blogspot.com/

10 comentarios:

Vicent Maganer Ripoll dijo...

Pinta francamente muy interesante :D por cierto, gran aporte Irenita! :D
Un beso muy grande!

Anónimo dijo...

Irene, de vaga continuación nada... ¡Al menos has adecentado a la pobre Irene! En mi blog he puesto un banner con un enlace permanente a la historia, por si tú y tus lectores os queréis ahorrar el trabajo de ir saltando de blog en blog, lo actualizaré conforme detecte los relatos....

Sergio Z dijo...

me gusta mucho la idea. Es muy original. se puede participar? me gustaria foramr parte, parece muy interesante. un beso

Anónimo dijo...

Querida Irene, y seguidores, he recopilado toda la historia de un tirón, y actualizaré conforme surjan ,los nuevos eslabones, en un enlace permanente de mi blog, para que no andéis saltando de blog en blog para leer la historia: RELATO
ENCADENADO

KaRoL ScAnDiu dijo...

Mi IREEE:D

Está genial:D

Me encantó este giro de tuerca que le diste, y oyes, que le di yo el mío también:D

Dentro de nada subiré mi aportación:D

Gracias por tenerme en cuenta, preciosa:D

kissess

J.P. Alexander dijo...

Uy chicvos lo han hecho muy bien, la historia es muy hilvanada e interesante. Un beso mi irene y buen fin de semana

Z dijo...

Jajajaja, vaya, vaya, va liándose la cosa... deberíais escribir, entre todos, una novela corta o algo por el estilo. Jajajaja. Y luego pedir un premio compartido, claro! XD

Marisa dijo...

Hola Irene:
Creo que has reconducido la historia con mucho estilo. Me ha gustado el giro que ha tomado el personaje de Isthar (su cambio de imagen)porque has dejado abiertas muchas posibilidades coherentes. Ahora a esperar el encuentro...

Mis felicitaciones.
Saludos.

PD: aprovecho tu espacio para felicitar también al anterior participante (su entrada no tiene activada la opción comentarios). El toque alocado y lleno de humor que le ha dado a la historia me ha parecido divertidísimo; algo de sal no ha venido mal.

alma dijo...

Me mató lo de "Pareces un florero boca abajo" jaja, que lástima que mi J.F no tenga un Leandro que lo ponga decente... A ver que pasa ahora :)

Un saludo, guapa

KaRoL ScAnDiu dijo...

Iree:D Ya está publicada la continuación:D

Te quierooo, siempre:D